DAMAS DE CONFORT-crímenes de guerra-


APRESADA Y PROSTITUIDA
POR LOS JAPONESES



Una mujer china rompe su silencio sobre su esclavitud sexual en la II Guerra Mundial
Fue secuestrada cuando tenía 22 años y llevada a un burdel del Ejército japonés
Es una de las 50 mujeres que sufrieron esta vejación y permanecen vivas



ROYSTON CHAN (REUTERS)


RUGAO (CHINA).- Zhou Fenying es una testigo viviente de la oscura historia que a más de 60 años de la Segunda Guerra Mundial todavía contamina las relaciones entre China y Japón.
Cuando Zhou tenía 22 años, llegaron a su aldea en el este de China un grupo de soldados japoneses y la apresaron a ella y a su cuñada y se las llevaron a un burdel militar, según ha declarado la propia Zhou.
Ahora, con 91 años, esta mujer ha roto décadas de silencio para hablar de su traumática experiencia como 'dama de confort', el eufemismo que los japoneses invasores usaban para referirse a las mujeres que eran forzadas a la esclavitud sexual.
"Me escondí junto a la hermana de mi esposo bajo una rueda de molino. Más tarde, los soldados japoneses nos descubrieron y nos sacaron de las piernas. Nos ataron a las dos a su vehículo. Luego usaron más cuerdas para atarnos y nos llevaron a otra parte", ha contado en su aldea natal de la provincia de Jiangsu.
"Después nos llevaron al 'hospedaje de damas de confort'. No había nada bueno allí", agrega. "De cuatro a cinco horas al día, era una tortura. Nos daban comida después, pero llorábamos todos los días y no queríamos comerla".
El Gobierno chino dice que Japón todavía debe reparar sus crímenes de guerra, los que incluyeron masacres y forzar a personas a trabajar virtualmente como esclavos en fábricas o como prostitutas.
En 2005, una campaña japonesa por un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU provocó protestas callejeras, algunas violentas, en ciudades de China, con manifestantes que denunciaban a Tokio y demandaban compensaciones y disculpas por la guerra.
Ni perdón, ni olvido
Zhou, vestida con una tradicional camisa china azul oscuro, con su pelo canoso peinado hacia atrás, evita decir lo que le sucedió en el burdel, excepto que ella estuvo allí con al menos otras 20 mujeres chinas.
Pero su hijo, Jiang Weixun, de 62 años, cuenta que estas mujeres fueron reiteradamente violadas a diario por los soldados japoneses.
Esta desgarradora experiencia ha dejado una profunda marca en la vida de Zhou. Ella no puede olvidar ni perdonar. "Si se tratara de ti, ¿no los odiarías? Por supuesto que los odio. Pero después de la guerra, todos los japoneses se fueron a sus casas. Ya estoy tan vieja. Creo que están todos muertos ya", dice Zhou.
Zhou asegura haber servido como "dama de confort" durante dos meses, antes de que un funcionario de la ciudad la rescatara tras sobornar a los japoneses.
Ella regresó con su esposo con el que estaba desde hacía 10 años, Ni Jincheng, y que más tarde murió luchando contra los japoneses. Después, Zhou volvió a casarse y vive con su hijo, Jiang, de su segundo matrimonio.
Jiang asegura que la muerte de Lei Guiying, una muy conocida ex dama de confort china, había motivado a su madre a contar su historia. Lei murió de una hemorragia cerebral en abril. Ella había hecho públicas sus experiencias el año pasado, después de ocultarle su odisea a su familia durante 60 años.
Violaron a todas las mujeres
Jiang dice no sentirse avergonzado de su madre, una de las 50 ex esclavas sexuales chinas que se estima siguen con vida actualmente.
Según el hijo de Zhou, las experiencias de su madre deberían poner de relieve ante el mundo el alcance de los crímenes de guerra perpetrados por los japoneses.
"Cuando mi madre me contó todo esto, como su hijo, no la odio por eso. Son los japoneses a quienes debería odiar. Los japoneses son quienes cometieron los crímenes. Los japoneses son responsables de esto, ellos violaron a todas las mujeres", asegura.
Tokio no ha ofrecido compensación a ninguna de las 200.000 mujeres, en su mayoría asiáticas, que se calcula que fueron forzadas a trabajar en burdeles para los militares antes y durante la Segunda Guerra Mundial, aclarando que todas las peticiones fueron saldadas a través de los tratados de paz.
Sin embargo, en 1995, Tokio creó el Fondo para las Mujeres Asiáticas, un grupo privado con mucho apoyo del gobierno, para pagar indemnizaciones a las esclavas sexuales durante los tiempos de guerra con vida.


Diario EL MUNDO




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